En medio del debate por
la legalización del aborto en la Argentina, un grupo heterogéneo
y transversal de militantes peronistas se nucleó de manera
espontánea con la intención de hacer oír una voz que hasta
entonces estaba ausente. Nos juntó la necesidad de aportar una
mirada sobre la cuestión desde la cosmovisión justicialista. Nació
así "Peronistas X la Vida" y con ello este documento. Con
una velocidad imprevista, el mismo se viralizó hacia todo el
territorio nacional concitando gran cantidad de adhesiones.
Compañeros de todas las provincias del país firmaron, militaron
y difundieron el documento en el que “los peronistas le decimos
sí a la vida y no al aborto” con nuestro lenguaje y nuestra
filosofía. Compañeros que, aún sin conocerse entre sí, con su
aporte, convirtieron este documento en un pronunciamiento político y
doctrinario de carácter auténticamente federal. Movidos por el
amor y la profunda convicción de que sobre ese amor se funda la
comunidad organizada que plantea el peronismo, invitamos a todos
los diputados y diputadas que reivindican su condición de peronistas
a votar a favor de las dos vidas. Finalmente, compañeros y
compañeras de todo el País, queremos decirles que ha sido una
enorme alegría compartir este buen combate y
continuar compartiéndolo. ¡Viva Perón! ¡Y viva Evita!.
Los abajo firmantes,
compañeros del movimiento nacional justicialista, expresamos nuestro
rechazo absoluto al proyecto de legalización del aborto en nuestra
Patria. El debate en torno a la ley, instalado por el gobierno
nacional a instancias de los organismos internacionales de
crédito, ha sido planteado en la agenda pública como una
cuestión de derecho individual de la mujer sobre su cuerpo y también
como la solución a un pretendido problema de salud pública. De
ese modo, los impulsores de la legalización, cuyos principales
voceros son los medios de comunicación concentrados que
construyen la opinión pública de los sectores medios urbanos,
buscaron delimitar los campos de acción entre quienes promueven
la obtención de derechos y quienes se oponen ello.
En primer lugar,
entendemos que el aborto no debe circunscribirse a una
cuestión meramente moral o de conciencia individual de las
personas. Por el contrario, consideramos que la defensa de la
persona humana y su derecho fundamental a la vida desde su inicio
hasta su término, constituye el fundamento de la convivencia humana
y de la comunidad política. La decisión que tomemos sobre esta
delicada cuestión será la base para construir, en un futuro, con
todos los argentinos y argentinas, una política que defienda y
que promueva la vida, la familia y la organización de una comunidad
en paz, en unidad y en armonía. Toda vida es valiosa. No queremos
quedar atrapados en la cultura del descarte, en donde la persona
sea considerada un número, una estadística o un mero engranaje
de la lógica del dinero. Nuestro aporte, como peronistas,
como argentinos y como ciudadanos del continente latinoamericano,
que apuesta a la vida, a la paz y a la civilización del amor, es
el de poner todo el valor de nuestras decisiones en sostener un
futuro con la persona humana como centro. Todos y cada uno
somos llamados a aportar nuestra particularidad para enriquecer la
unidad de nuestro pueblo. Ninguno puede ser descartado.
Como peronistas, nuestra
doctrina política busca realizar el equilibrio del derecho
del individuo con el de la comunidad; nuestra doctrina económica
busca hacer realidad la economía social, poniendo el capital al
servicio de la economía y ésta al servicio del hombre; y nuestra
doctrina social promueve la justicia social, que da a cada persona
su derecho en función social. Creemos y sostenemos que el aborto
es un elemento ajeno a esa cosmovisión justicialista.
El aborto es justamente
lo contrario de lo que pregona y persigue el justicialismo. Aspiramos
a una comunidad armoniosa, en donde no se admita el fracaso de
solucionar el problema de unos, en perjuicio de los otros. La
justicia social es una bandera de vida, de dignidad y de alegría
por ser.
En segundo término, en
el plano de la ciencia, los testimonios y evidencias respecto
del inicio de la vida a partir de la concepción son contundentes.
En las últimas décadas el conocimiento acerca de la formación
del ADN diferenciado y el avance en el diagnóstico por imágenes,
por solo dar dos ejemplos, han despejado dudas y vacíos de
conocimiento de siglos de duración.
Sabemos que uno de los
aspectos del debate es la salud pública, ante la triste realidad de
prácticas realizadas en condiciones de riesgo para las mujeres; muy
especialmente para las de menores recursos sociales y materiales.
Esta cuestión, además de esconder las estadísticas reales a
nivel internacional, que muestran cómo los países que no
tienen legalizado el aborto poseen cifras menores de mortandad
materna, también oculta que las principales causas de mortandad
materna en la Argentina son otras y están ligadas en forma
directa a la decadencia del sistema de salud público y a las
condiciones socioeconómicas de las madres. Los datos de salud
pública en nuestro país indican que el 87,2% de las causas de
mortalidad materna se producen por causas evitables diferentes al
aborto.
No podemos dejar de
aspirar, como hombres del movimiento que ha hecho posible
lo imposible, a tender nuestra mano, nuestro corazón y nuestra
inteligencia para profundizar una política pública que contenga,
que ampare y que resuelva la vida de esas mujeres que llevan
adelante una lucha desigual, en los barrios y ciudades de
nuestra Argentina.
No es cierto que frente al problema de la maternidad no deseada la opción sea entre la vida de la madre y la del niño por nacer. No podemos admitir la teoría del “mal menor” cuando se trata de una vida. No al menos desde el peronismo, que es esencialmente humanista. El aborto legal no es un remedio a la falta de oportunidades y la pobreza. La solución al problema de la injusticia económica y social debe darse implementando políticas de prevención, contención y justicia sociales y de distribución del ingreso y la renta. El aborto es una falsa solución que nos pone en situación de elegir una vida a la otra. La desigualdad social, la desigualdad económica y de oportunidades no pueden ser
la excusa para coartar el derecho humano básico a la vida del niño que anida en el vientre materno.
No es cierto que frente al problema de la maternidad no deseada la opción sea entre la vida de la madre y la del niño por nacer. No podemos admitir la teoría del “mal menor” cuando se trata de una vida. No al menos desde el peronismo, que es esencialmente humanista. El aborto legal no es un remedio a la falta de oportunidades y la pobreza. La solución al problema de la injusticia económica y social debe darse implementando políticas de prevención, contención y justicia sociales y de distribución del ingreso y la renta. El aborto es una falsa solución que nos pone en situación de elegir una vida a la otra. La desigualdad social, la desigualdad económica y de oportunidades no pueden ser
la excusa para coartar el derecho humano básico a la vida del niño que anida en el vientre materno.
Como peronistas
sostenemos por ello que, en lugar del “mal menor”, nuestra
sociedad debe procurar alcanzar “el bien común”. Legalizar el
aborto es solamente un subterfugio cortoplacista, pero con vidas
de por medio. Como peronistas estamos siempre del lado de los más
humildes y de los trabajadores. Por ello no podemos dejar de alertar
que la legalización del aborto impactará sobre la vida de los
más pobres y débiles, en lugar de respetar sus redes de amor y
crear la casa que nos cobije a todos, al decir de la compañera
Evita.
Toda mujer en la
Argentina debe poder encontrar un contexto en el que sea posible
traer una vida al mundo. Toda mujer debería sentirse amparada
para afrontar la maternidad porque todos sus derechos están
garantizados: derecho efectivo a la salud gratuita y de calidad,
derecho al trabajo y a la maternidad en el ámbito del trabajo,
derecho a la seguridad social, a la vivienda, a la educación
propia y de sus hijos, a una vejez digna. Y cuando aun así la
opción de criar un hijo no cuaje con los deseos y
expectativas personales de una mujer embarazada, el Estado debe
suministrar los canales adecuados para que otros ciudadanos que sí
lo deseen puedan hacerse cargo de esa vida humana que ella porta
transitoriamente en su cuerpo desde la concepción hasta el parto.
Una ley de adopción acorde a ese drama social tiene que ser
debatida, sí, en el Congreso Nacional, de manera urgente. Junto a
ello, fortalecer las herramientas del Estado y de la comunidad
para permitir a nuestras mujeres tomar decisiones libres de verdad,
con toda la dignidad de su condición de mujeres.
En tercer lugar, creemos
que la cuestión del aborto no puede escindirse de disputas
de envergadura geopolítica en torno al control poblacional y el
diseño del orden mundial neo liberal. Lejos de tratarse de una
solución genuina a problemas locales o regionales, el aborto
esconde la intención de aquellos a los que nuestro propio conductor,
el General Perón, se refería como "oscuros intereses
internacionales" de ejercer control poblacional, tal como lo
propone el Informe Kissinger, sobre los países de la periferia cuyos
recursos naturales son abundantes pero cuyos medios de defensa son
escasos. Y esto no es una discusión de 1970, como algunos quieren
hacernos creer: las fundaciones “filantrópicas” de
Rockefeller, Ford (desde hace casi cien años) y ahora Soros y Gates,
dogmáticas de las teorías maltusianas, son activas propulsoras,
con un pensamiento estratégico y acciones concretas, de la
reducción de la natalidad en el mundo.
Como peronistas
reafirmamos la condición humanista y cristiana de nuestra
doctrina. Somos nacionales, queremos una Argentina grande y
poblada, no políticas que remachen su condición colonial. Somos
humanistas, defendemos la vida inocente. Somos cristianos, sabemos
que el aborto pone fin a la vida de un ser único e
irrepetible. Llamamos especialmente a diputados y senadores que
reivindican su condición de peronistas a rechazar este proyecto
de ley y adoptar la única posición justa. Continuamos
comprometidos en la lucha contra el imperialismo, y todas sus
políticas económicas, culturales y demográficas. Luchamos por
la Justicia en la larga marcha que alumbrará la hora de los
pueblos, con la expresión plenaria de su dignidad, cultura y modo
de ser.
Más información en:
facebook.com/peronistasxlavida
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