No es aborto legal o no,
es aborto sí o no.
La semántica manipulada
puede vendernos a nuestros propios parientes. El discurso de la
elección de legalidad o clandestinidad es la encarnación de la
autoculpa de pararse en una vereda o en la otra. Pero, culpa sobre
qué nos quieren acuñar, si previamente no se informa de lo que se
está hablando. Para discutir la legalización de una práctica, es
necesario a priori hablar de la práctica que se llevaría acabo en
tal legalización.
Por eso la discusión no
es legal o no, sino sobre el aborto.
¿En qué momento
convertimos a la juventud en máquinas que obedecen consignas en vez
de discutir contenidos?
Se ha instalado en las
calles, familias, escuelas, redes sociales y medios de comunicación.
Se ha generado en los adolescentes una sensación de pertenencia a un
grupo, basado en slogans carentes de contenido, que se
evidencian ante la imposibilidad de responder a la simple pregunta de
‘qué es un aborto como práctica’, y ‘cuáles son los
procedimientos para realizarlo’. Pero la culpa no es de ellos, que
se saben defensores de causas injustas, sino nuestra por dejar que
los engañen.
Por eso la discusión no
es legal o no, sino sobre el aborto y su práctica.
Decir que "La mujer
aborta", no es lo mismo a "algunas mujeres abortan".
Correr con el discurso de la práctica milenaria y universal del
mismo para avalarlo legalmente, lo único que hace es evidenciar la
ausencia del Estado, el machismo, la misoginia y las falencias de un
sistema que sigue viendo a la mujer como un bien de uso embarazable y
abortador, y que muy poco ha avanzado en todo ese tiempo. Bajo esa
misma premisa, si es una acción llevada a cabo por el humano,
podría, por ende, ser tan antigua como el ser humano en sí, o no.
Hablar desde la subjetividad y los potenciales, plantean la incerteza
y nos motivan a ‘tener que hacer algo’. El problema es que ese
hacer algo, no se convierte en acción cultural y social de
prevención, para que las mujeres no tengan que atravesar un aborto,
sino en habilitar la práctica de manera legal.
Así, decir "las
mujeres abortan", poco lejos está del juicio "cierren las
piernas”, ya que aseverar el primero, avalaría el segundo. Hay que
desacreditar esos juicios micro machistas y entender que los
embarazos no son autogestionados, sino que son producidos por dos
partes y que tanto llevarlo a cabo o ponerle fin a esa vida es
responsabilidad de dos. Porque la mujer no es un objeto a la que se
la deja embarazada, y, como tampoco la mujer se embaraza,
no debiera caer sobre ella, el juicio de: la mujer aborta, más
cuando la mayoría de los casos es bajo presión de la pareja, la
situación económica, la familia, etc.
Por eso la discusión no
es legal o no, sino sobre el aborto y sus causas.
Creer sin cuestionar las
cifras repetidas y aceptarlas como verdad, sin siquiera ver que es
una réplica sistemática en cada país en que intenta legalizarse
(como ahora mismo en Perú), es autoengañarnos. Pues, de ser cierto,
por un lado, los censos arrojarían otras cifras y por el otro, no se
entendería como de las aprox. “300 mil mujeres” que abortan
anualmente en la clandestinidad (según quienes promueven estas
campañas), en el año consecuente a su legalización lo hagan
“apenas mil” aproximadamente.
El futuro que queremos
construir no está en obedecer a la mayoría, a la verdad como un
consenso, a lo impuesto, a la publicidad, a los medios hegemónicos,
a la autoridad, a la imagen que genera rating, followers
y likes. Si no, en cuestionar las estructuras impuestas en
este mundo posmoderno que nos lleva al vacío de no solucionar las
cuestiones de base.
Somos un pueblo gestado
por la lucha de clases, que busca soluciones a los problemas que
enfrentan los menos favorecidos, en pos de alcanzar la justicia
social. ¿Cómo sería factible hablar de aborto alegándola como
solución a las mujeres pobres, cuando ellas mismas en las audiencias
en Diputados han defendido su postura a favor de la vida, reclamando
condiciones dignas de vivienda, salud, educación y trabajo?; que son
sus verdaderas luchas y no la eliminación de "pobres en
gestación”.
Por eso la discusión no
es legal o no, sino sobre el aborto como directiva política.
Quienes señalan el
camino de eliminar una consecuencia sin solucionar su causa, son los
mismos que esbozan como medida de crecimiento la inmersión de
empresas extranjeras en lugar de afianzar la industria nacional.
Así, esgrimen una
solución a la mortalidad materna, eliminando al hijo; la solución a
la pobreza, eliminando a los pobres; solucionar las muertes por
aborto (-30 anuales entre abortos provocados y espontáneos),
avalando el aborto. Lejos de ser una propuesta integradora y
superadora, es una salida exprés a las causas que llevan a una mujer
a someterse a un aborto.
El aborto mata, realizado
de manera legal o de manera clandestina. Aseverar que existen
"muertes por aborto clandestino", es una falacia. En su
lugar, habría que hablar de muertes por sometimiento a
intervenciones quirúrgicas ilegales, por provisión de medicamentos
sin receta, por invasión física.
Entonces, en lugar de
reducir la pena a quienes realicen tales prácticas, (atenuándolas
en caso de muerte de la mujer) como prevé el proyecto de ley, hay
que penalizar a quienes las realicen, para acabar con ellas y su
lucro y evitar más muertes, solucionando a la par, las causas que
llevan a alguien a someterse a tales prácticas que ponen su vida en
riesgo.
Porque por más que se
hable de esto a modo de “derecho a elegir”, el mismo jamás podrá
ejercerse, pues no hay libertan si no hay igualdad de condiciones y
oportunidades. Porque por más que sea legal y gratuito, las ricas
no abortarán en los hospitales públicos y las pobres no
tendrán infraestructura hospitalaria dónde realizarlos, debiendo
caer en la clandestinidad por falta de recursos.
Así, este proyecto de
ley pretende dar vía libre a su práctica de manera legal para
habilitar las clínicas privadas, cuyos dueños, son quienes
están detrás de esta campaña y quienes reciben explícitamente
financiación extranjera desde hace varios años.
Por eso la discusión no
es legal o no, sino sobre el aborto como negocio.
Porque acaso en todo
esto, ¿alguien ha pensado en cuán terribles serán los motivos que
llevan a una mujer a preferir poner en riesgo su vida antes que
continuar un embarazo?, o ¿a qué entorno vuelve la mujer luego de
practicarse un aborto? Es tiempo de reaccionar y cuestionar. De
exigir soluciones profundas y no superficiales. La mujer no puede
convertirse en un envase de llenado y vaciado a demanda, luego de
tanta lucha por desobjetizarla, de tanto empoderamiento.
¿Cómo fue que pasamos
de la "asignación universal por Hijo”, “por hijo POR NACER"
y "Qunita", a desechar la vida en su primera etapa? ¿En
qué nos convirtieron? Las mismas personas que están detrás de la
eliminación sistemática de la pobreza, son los que gritaban en su
momento "se embarazan por un plan". Los grandes gestores de
este movimiento (no las personas que defienden esto como lucha propia
convencidos de que es algo bueno) poco interesados están por la vida
y por la mujer. Su interés es político y/o económico, caso
contrario sería inentendible que distintas banderas políticas estén
defendiendo la misma causa. O somos muy tontos para no darnos cuenta
y/o ellos son muy manipulables y dejan en la puerta del Congreso sus
convicciones.
De esta manera, esta
"lucha" planteada como: si/no a su legalidad, reduce, por
medio de la culpabilidad de pararse en una u otra vereda, la
discusión a una cuestión individual y subjetiva; Sin informar sobre
su práctica y enajenando los intereses pueblo. Porque nadie quiere
estar del lado de los malos, por supuesto. Pero, nadie quiere
discutir qué es lo que está mal.
Por eso la discusión no
es legal o no, sino sobre el aborto.
Somos un pueblo con
convicciones y nuestra postura es respetar toda vida, siempre. Porque
la patria es el otro, porque estamos del lado de la lucha, del
desfavorecido, de el empoderamiento, del voto femenino. Jamás
nuestro bando será el del desecho, el de emparchar los baches como
solución, de ‘eliminar el cartón de las calles para que no haya
más cartoneros’; jamás será exigir la legalidad del aborto como
solución, menos sabiendo que es lo mismo que pide Patricia Bullrich.
Queremos salud en cada
barrio y universidades por todos lados, conquistar derechos, bajar
cuadros. Queremos futuro para siempre. Creemos en educar en biología,
en salud, en el respeto mutuo y en el amor; para así prevenir
embarazos no deseados, en vez de acabar con la vida de un ser humano
en el vientre porque nadie deseó su existencia. Rechazamos la
misoginia de que el deseo o la aprehensión psicológica que alguien
tenga sobre un tercero determine la continuidad de su vida.
Y jamás podremos alegar
el tiempo que lleva de vida un ser de naturaleza humana, para
determinar su derecho a continuar viviendo; pues sería tan ridículo
como avalar la represión policial en una marcha, por la incerteza de
los frutos de la lucha.
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