jueves, 28 de junio de 2018

El Derecho a la Vida en el Marco Normativo Argentino

La Constitución Nacional, en su Capítulo Cuarto, Atribuciones del Congreso, artículo 75, inciso 23, establece lo siguiente: “Corresponde al Congreso: … 23.... Dictar el régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia”.

La Convención sobre los Derechos del Niño, que tiene rango constitucional, en su artículo 1º, establece que: “...se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad...”. El Honorable Congreso de la Nación, en pleno cumplimiento de lo normado por la Constitución Nacional, sancionó la Ley 23.849 mediante la cual se aprueba dicha Convención, dejando bien en claro la posición de la República Argentina. En cuanto al momento en que se considera que comienza la existencia de un ser humano, la mencionada Ley en su artículo 2°, dispone lo siguiente: “...Con relación al artículo 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina declara que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad”.

Otro Tratado Internacional, que también tiene jerarquía constitucional, es la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La misma en su artículo 4°, inciso 1, establece que: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.”

El Código Civil y Comercial establece, en su artículo 19, lo siguiente: “La existencia de la persona humana comienza con la concepción”.Y reconoce la existencia de la “persona por nacer” en otros artículos, tales como el 24 y el 101.

El Código Penal enmarca al aborto como un delito contra la vida de las personas al estar ubicado en el Título I (“delitos contra las personas”) y Capítulo I (“delitos contra la vida”) del Libro II (“de los delitos”).

De todo lo antedicho, se desprende que el Ordenamiento Jurídico Argentino, es decir, Nuestro Marco Normativo, protege la vida del ser humano por nacer, considerado persona por nacer, desde la concepción.

El Derecho a la Vida en las Constituciones Provinciales

Las provincias son jurídicamente preexistentes a la Nación y así lo reconoce el Preámbulo de la Constitución Nacional. Las provincias -al constituir el Estado Nacional- delegaron algunas facultades y se reservaron para sí otras. En particular lo relativo al poder de policía en materia de salud.
Los estados provinciales conservan todo el poder no delegado a la Nación (entre otros arts. 1, 5, y 121 de la misma Constitución), y el Senado es el órgano federal por excelencia, donde cada provincia –en pie de igualdad- está representada.
El primer deber de un senador nacional es velar por los intereses de su provincia y mal puede hacerlo votando normas que contradicen derechos elementales que -como el derecho a la vida- son consagrados por su propia constitución. Resta saber si el Ejecutivo nacional va a ejercer presión sobre los senadores, como habría hecho en Diputados, o va a respetar la autonomía de las provincias.
A continuación, enumeramos algunas constituciones provinciales y el nombre de los correspondientes senadores.

Buenos Aires: “Todas las personas en la Provincia gozan, entre otros, de los siguientes derechos: 1- A la vida, desde la concepción hasta la muerte natural”. (art. 12°). Esteban Bullrich, Cristina Kirchner, Gladys González
Catamarca: “Sin perjuicio de los derechos sociales generales reconocidos por esta Constitución, dentro de sus competencias propias, la Provincia garantiza los siguientes derechos especiales (.) De la niñez: 1º - A la vida, desde su concepción.” (art. 65°). Inés Blas, Oscar Castillo, Dalmacio Mera
Chaco: “La Provincia, dentro de la esfera de sus atribuciones, garantiza a todas las personas el goce de los siguientes derechos: 1) A la vida y a la libertad, desde la concepción” (art.15°). Ángel Rozas, Eduardo Aguilar, Ma. Inés Pilatti Vergara
Chubut: “Todos los habitantes de la Provincia gozan de los derechos y garantías reconocidos por la Constitución Nacional y la presente, con arreglo a las leyes que reglamentan su ejercicio. En especial gozan de los siguientes derechos: 1. A la vida desde su concepción y a la dignidad de integrar psicofísica y moral, las que son inviolables. Su respeto y protección es deber de los Poderes públicos y la comunidad.” (art. 18°). Nancy González, Alfredo Luenzo, Juan Mario País
Córdoba: “La vida desde su concepción, la dignidad y la integridad física y moral de la persona son inviolables” (art. 4°). “Todas las personas en la provincia gozan de los siguientes derechos (…) a la vida desde la concepción” (art 19° inc.1). Laura Rodríguez Machado, Ernesto Martínez, Carlos Alberto Caserío
Formosa: “Todo ser humano tiene derecho a la vida desde el momento de su concepción” (art. 5°). Ma.Teresa González, José Mayans, Luis Petcoff Naidenoff
Salta: “La vida desde su concepción, la dignidad y la integridad física y moral de la persona son intangibles. Su respeto y protección es deber de todos y en especial de los poderes públicos.” (art. 10°). Ma.Cristina Fiore Viñuale, Juan Carlos Romero, Rodolfo Urtubey
San Luis: “La vida desde su concepción, la dignidad y la integridad física y moral de la persona son intangibles. Su respeto y protección es deber de todos y en especial de los poderes públicos.” (art. 13°). “El Estado protege a la persona humana, desde su concepción hasta su nacimiento” (art.49°). Ma.Eugenia Catalfamo, Claudio Poggi, Adolfo Rodríguez Saá
Santiago del Estero: “Todas las personas gozan en la Provincia de los siguientes derechos: 1. A la vida en general desde el momento de la concepción.” (art. 16°). Ada Itúrrez de Cappellini, Gerardo Montenegro, Blanca Porcel
Tierra del Fuego, Antártica e Islas del Atlántico Sur: Todas las personas gozan en la Provincia de los siguientes derechos: 1 - A la vida desde la concepción.” (art. 14° inc.1). Miriam Boyadjian, Julio Catalán Magni, José Ojeda
Tucumán:Nos, los representantes del pueblo de la Provincia de Tucumán, reunidos en Convención Constituyente, por su voluntad y elección (.) garantizando la vida desde su concepción” (Preámbulo). “El Estado garantizará el derecho a la vida desde la concepción”. (art 146). José Alperovich, Silvia Elías de Pérez, Beatriz Mirkin

Publicado en http://www.notivida.com.ar/boletines/1115_.html

"El peronismo y su responsabilidad ante la vida" por Mariano Pinedo


El debate que el Congreso de la Nación está atravesando en estas horas en torno a una ley de legalización del aborto coloca a todos los dirigentes políticos y sociales en situación de asumir su condición con la mayor de las responsabilidades. Si bien desde alguna postura argumentativa se habla del aborto como una decisión circunscrita a lo personal y reservada al campo de los derechos individuales, resulta evidente que la sensibilidad que despierta la temática en toda la sociedad y la pasión que se ha puesto en cada uno de los argumentos nos indican que estamos frente a una decisión profundamente política; es decir, no individual, sino esencialmente comunitaria y que sin dudas nos configuraría como sociedad de una u otra manera.
Debo decir, en primer lugar, que me siento apenado por el tono con el que se debate esta delicada cuestión. Salvo algunas excepciones, que debemos resaltar, reconocer e imitar, el debate se ha llenado de chicanas, golpes bajos, señalamientos con el dedo acusador y fundamentalismos. De un lado y del otro.
Tratándose un una ley que impacta tan concretamente en la realidad más sensible de la vida de las personas y de las familias, que aborda una situación tan dolorosa para las mujeres y, en menor medida, también para los hombres de nuestra nación, entiendo que debimos haber extremado los cuidados y medido las circunstancias para garantizar mayor unidad de nuestro pueblo o, al menos, para no profundizar su fragmentación y poder así resolver nuestro futuro sin imposiciones ni condicionamientos. Lamentablemente, presos de estas nuevas tecnologías surgidas de la no-cultura, que endiosan el número, el guarismo o la estadística, elegimos el camino cómodo de definir una realidad delicada, que cala profundamente en los sentimientos y en los corazones, echando mano de la tramposa metodología de la manipulación de estadísticas (no para ver la realidad sino para acomodarla a los intereses que más convienen) o tirando la pelota a la tribuna y dejando que decidan las encuestas. En ese sentido, los argumentos y opiniones no estuvieron orientados a solucionar el drama social que implica el aborto, sino en ganar "adeptos" o escrachar "oponentes". Por eso nos pusimos fríos y por eso nos ponemos violentos.
La persona humana, sin embargo, está hecha para ver la realidad con los ojos del corazón, que llaman a un esfuerzo por comprender la creación (el mundo, la naturaleza y las personas) como una unidad. Una unidad con sentido. No existe en esa mirada la tentación racionalista de fragmentar, disecar, dividir y después intentar acomodar todo lo que nos sirve de un lado, descartando lo que nos incomoda en el otro. Esa fantasía del hombre que se cree dominador de todo sólo se puede cumplir en el mundo de los números y su máximo exponente, el dinero.
Cuando en cambio hacemos el esfuerzo contracultural de ver la realidad con el corazón, lo que preside las decisiones es el amor. El amor que todo lo puede. El amor que no se resigna. El amor que está enloquecido por abrazar todos los dramas y dolores para trocarlos en vida y fecundidad. Nunca el amor, aun en las peores circunstancias, sacrifica la potencia inconmensurable de una vida. Y eso es porque el amor no tiene tiempo, no ve la vida como una foto. No la calcula en días ni semanas ni meses. La concibe como un precioso instante de eternidad, que tiene detrás otras vidas, otras historias y que tiene por delante una inmensidad cuyo efecto en otras personas, en el mundo todo, es de una dimensión que nadie puede conocer ni animarse a limitar sin alterar el devenir al que esa vida estaba llamada. Nadie sabe hasta dónde puede alcanzar el misterio de una vida, ni el fruto que puede dar, ni el don que puede aportar. Esa es la mirada del amor: integradora de diferencias, gratuita y, por tanto, jamás alcanzada por cálculo alguno de conveniencias.
Es por eso que, hace escasos días, como iniciativa instintiva, casi azarosa, pero explicada desde principios muy arraigados en nuestra doctrina peronista, desde la pasión por la construcción de comunidad y el amor a un pueblo que está siempre dispuesto a protagonizar la historia desde la cultura del encuentro, un grupo de compañeros de distintas y variadas vertientes del peronismo decidimos no resignarnos a que todo siga transcurriendo sin nuestro aporte y sin nuestra humilde mirada de justicialistas. Logramos consolidar, no sin esfuerzo, no sin encontronazos, no sin la humildad de resignar nuestras particularidades en función de encontrar puntos en común, un documento que aporta una mirada justicialista sobre la cuestión. Sin identidades sectoriales, sin aprovechamientos ni pretensiones de participar de ninguna de las disputas internas de nuestro movimiento, fuimos humildemente a ofrecer el documento a la adhesión de cualquiera que, sintiéndose peronista, coincida con el documento. Peronistas por la Vida es sólo eso. Una iniciativa, un documento, un aporte más. Una mirada peronista sobre una realidad que afecta a nuestro pueblo. No la esquivamos. Sabíamos que íbamos a marcar una diferencia con muchos otros compañeros a los que algunos queremos y respetamos mucho. Pero lo que primó fue la honestidad de nuestro sentimiento. Sí, nuestro sentimiento como peronistas.
Estamos convencidos de que nuestra doctrina nace, vive y se proyecta en el corazón de la cultura nacional. Sabemos y así lo hemos expresado, con las limitaciones, errores, defectos o excesos propios de nuestra naturaleza, que el peronismo no debe ni puede dejar de soñar en una sociedad en la cual todos y cada uno puedan desarrollar su potencialidad, construyendo su destino e impulsando el crecimiento de orgánicas populares que garanticen la justicia social. Creemos en la persona, creemos en la familia, creemos en que el pueblo busca organizarse para ser, para existir. Defendemos la lucha de las mujeres que sostienen viva esa cultura y esa orgánica que se vive en los barrios, en los clubes y en los hogares argentinos. Mujeres que transmiten su voz (que a veces tiene que ser grito) en la política, en los sindicatos, en el mundo del trabajo. Todo esa vida en comunidad, en medio de enormes dificultades por las que hoy deben atravesar sobre todo los sectores más postergados, sólo puede ser defendida con más vida y con más comunidad.
Tenemos la enorme tarea de reconstruir una democracia que proteja la vida y la dignidad de las niñas, adolescentes y mujeres; que ponga al Estado al servicio de los más desprotegidos —entre los que primordialmente ubicamos a los niños por nacer—; un Estado que luche contra la violencia familiar y de género y sea verdadero desarticulador de las estructuras de injusticia social. Eso es lo verdaderamente urgente. Es ahora. Pero también sabemos que nuestro pueblo tuvo que dar esa lucha en el pasado, buscando siempre su camino de liberación frente a los distintos y variados modos de colonialismo cultural. Seguramente también tendremos que seguir dando esas luchas en el futuro. Pero para eso necesitamos de todos y todas las argentinas. No podemos creer ni aceptar que la bandera de esa lucha contra la injusticia social sean soluciones que importen el descarte o la explotación de la persona.

Mariano Pinedo (Diputado de la Pcia. de Bs. As. por Unidad Ciudadana)

Publicado en InfoBae: 

20 Verdades del Justicialismo

 
1º) La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.
2º) El peronismo es esencialmente popular. Todo circulo político es antipopular y, por lo tanto, no peronista.
3º) El peronista trabaja para el MOVIMIENTO. El que en su nombre sirve a un circulo, o a un caudillo; lo es sólo de nombre.
4º) No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres: los que trabajan.
5º) En la NUEVA ARGENTINA el trabajo es un derecho, y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume.
6º) Para un peronista no puede haber nada mejor que otro peronista.
7º) Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca.
8º) En la acción política la escala de valores de todo peronista es la siguiente: Primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres.
9º) La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para el bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza nacional.
10º) Los dos brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social. Con ellos damos al pueblo un abrazo de justicia y amor.
11º) El peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha. Desea héroes pero no mártires.
12º) En la NUEVA ARGENTINA los únicos privilegiados son los niños.
13º) Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene una doctrina política, económica y social: el Justicialismo.
14º) El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista.
15º) Como doctrina política, el Justicialismo realiza el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad.
16º) Como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ‚ésta al servicio del bienestar social.
17º) Como doctrina social el Justicialismo realiza la justicia social, que da a cada persona su derecho en función social.
18º) Queremos una Argentina socialmente Justa, económicamente Libre y políticamente Soberana.
19º) Constituimos un gobierno centralizado, un estado organizado y un pueblo libre.
20º) En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo.

miércoles, 27 de junio de 2018

Aborto: Intervención del Padre Pepe Di Paola, Cura Villero

Señores legisladores:

El presidente de la Nación, al inaugurar las sesiones ordinarias sorpresivamente dio luz verde al itinerario legislativo de proyectos de ley que proponen distintos grados de liberación de las prácticas abortivas.
Digo sorpresivamente porque este tema tan importante no fue comunicado a sus votantes en la campaña presidencial y menos aún en las recientes elecciones legislativas de octubre 2017.
Se prefirió ocultar, lo mismo podemos decir de muchos que pertenecen a fuerzas políticas importantes que velaron su opinión.
Nadie, por lo tanto, les otorgó directamente el acuerdo a tamaña decisión que atraviesa lo más preciado que tiene todo ser humano que es la vida. Sin la vida, ni ustedes ni yo estaríamos acá.
Deberíamos recordar la defensa de la vida de tantos argentinos, en particular la de los débiles y sojuzgados, haciendo un homenaje a las mujeres secuestradas en la ESMA y en otros lugares de detención clandestinos, por resistirse a abortar y defender la vida aún en las terribles condiciones que les tocó vivir.
Los curas villeros hemos expuesto nuestro parecer en un documento donde queremos dejar bien en claro que la sociedad genera una suerte de gran hipocresía, donde aparece una clase burguesa que propone el aborto supuestamente en beneficio de los más pobres.
No es la primera vez que se esgrimen propuestas utilizando a los pobres.
Es decir: que el criterio de los poderosos, de los fuertes que deciden sobre los que menos posibilidades tienen, es la lógica dominante. Y esto también se traslada al niño por nacer.
Somos muchos los que trabajamos en el campo popular y no podemos dejar pasar por alto dos hechos que sin duda están íntimamente vinculados y que se ha querido mostrarlos, con campañas mediáticas fuertes, como independientes, inconexos entre sí.
No es inocente que este año se instale el aborto desde la política para acercarse a aquel que lo promueve en todo el mundo: el FMI.
Señores legisladores: a muchos de ustedes los veo preocupados y manifestándose contra el FMI y al mismo tiempo inclinándose a aprobar una de sus mayores exigencias, el aborto. Controlar quién nace y quién no en los países que deben acatar sus normativas. Les ruego no caer en la hipocresía.
Recordemos en este momento al ex Secretario de Defensa de los EE.UU., Robert Mc Namara, responsable de los bombardeos más despiadados en Vietnam. Siendo presidente del Banco Mundial, planteó entre otros puntos, aumentar los caudales de préstamos a los países pobres del Tercer Mundo bajo fuertes condicionamientos y uno de ellos no era nada más ni nada menos que el aborto, a los que agregaba otros suplementos coloniales. Su plan era en todo sentido un monumental atentado contra la vida.
Desde ese momento hasta hoy las campañas siguieron su curso. No podemos dejar de mencionar a John Davison Rockefeller, quien desde su fundación ha apoyado, promovido y financiado las campañas pro aborto en el mundo entero, incluyendo a nuestro país.
Aborto es FMI y FMI es aborto
En los escritos de su fundación encontramos los mismos argumentos que hoy se utilizan en la Argentina.
Aborto es sinónimo de FMI le guste o no al mundo conservador que no ve con malos ojos que los pobres tengan la menor cantidad de hijos o que no los tengan y también al mundo pseudoprogresista que levanta las banderas de una presunta libertad de las mujeres para disponer de su cuerpo, pero que sabe que este genocidio además es inspirado y promovido por el Fondo Monetario Internacional.
Hablar de aborto ahora es sorprendente ya que en el 2015 se sentó jurisprudencia sobre que hay persona desde la concepción y en el embrión, mientras se aplaudía la valiente decisión también de extender la Asignación Universal al Niño por Nacer. No pueden olvidar esto, señores diputados, es verdad que no se hablaba de FMI.
Señores diputados el presidente de Ecuador, Rafael Correa en el año 2013 amenazó con renunciar a su cargo si prosperaba una propuesta de incluir en el Código Penal la despenalización del aborto. El presidente de Bolivia, Evo Morales expresó: “el aborto es un delito”.
El Comandante Hugo Chávez sobre la despenalización dijo:”En otras partes, aplican el aborto. Califíquenme de conservador, pero no estoy de acuerdo con el aborto para detener un parto. Sencillamente nació el niño ahora hay que darle amor”
Aborto es sinónimo de muerte con receta. ¿Será que muchos legisladores y funcionarios preocupados por el tema social ya se hayan resignado y dejaron de buscar soluciones reales para las mujeres pobres en la dura vida que llevan, en los pequeños niños abandonados o subsumidos por el narcotráfico o la preocupación valiosa de los famosos NI – NI (Jóvenes que Ni estudian, Ni trabajan)?
La receta indica que así serán muchos menos a los que deberían dar respuestas.
Hemos visto hace poco un informe exhaustivo de TV sobre Serbia y el FMI.
Serbia pidió asistencia al FMI en el 2009,quien otorgo créditos Stand By.
Según estadísticas de salud pública de dicho país, anualmente son 23.000 los niños víctimas del aborto.
Cifra anecdótica muy por debajo de las que documenta la Unión Europea que habla de más del triple. Haciendo que Serbia tenga, gracias al FMI un promedio de nacimientos menor que el resto de Europa.
En América Latina resuena el famoso grito de "No Matarás" de monseñor Romero Obispo Mártir de El Salvador cuando exhortaba a los militares a no reprimir a su propio pueblo y con el mismo fervor agregaba: “si sentimos la represión, porque nos mata a jóvenes y gente que ya es grande, lo mismo es quitar la vida en las entrañas de la mujer. También el niño en las entrañas es un hombre que con el aborto es asesinado”.
Los planes del FMI y sus imposiciones terminaron con la vida de Monseñor Romero y muchos niños en nuestra América. Especialmente nuestra América más profunda, la silenciada.
FMI es aborto y hay diputados que quieren lo que ya se da en nuestras Islas Malvinas, usurpadas por el Imperio británico donde se estableció una base de la OTAN y donde el aborto es libre, seguro y gratuito.
A lo largo de 50 años este equipo de sacerdotes de las villas ha sido testigo de muchas propuestas de muerte.
Han muerto catequistas, religiosos y sacerdotes por la dictadura, por el tráfico de armas y drogas, y continúa con la muerte de adolescentes y jóvenes.
¡No necesitamos agregar más muertes! Nuestros barrios necesitan propuestas de vida digna y una sociedad que proteja a los más débiles, no que los descarte como residuos patológicos.
Poco sabe el FMI del amor de nuestras mujeres por el hijo que llevan en sus entrañas, incluso en circunstancias duras, difíciles.
Concluyo invitando a los señores diputados a seguir el ejemplo de dos grandes mujeres: Madre Teresa y Eva Duarte de Perón, ambas defendían la vida aun en los momentos más difíciles y nunca se apartaron un centímetro de sus convicciones. Siguiendo este camino podemos ser más feminista cuando reivindicamos los derechos de la mujer y cuidamos la vida.
Gracias por su atención.

31 de Mayo de 2018
Padre José María Di Paola

Aborto: Intervención de Mons. Gustavo Carrara, Obispo Villero

Buenas tardes, en primer lugar quiero agradecerles la posibilidad de estar aquí, y el trabajo que se toman para escuchar con atención cada una de las intervenciones. La mía intentará seguir el espíritu del documento que elaboramos los curas de las villas, el pasado 16 de marzo: “Con los pobres abrazamos la vida”.

1. Cuando se niega el derecho más elemental –el derecho a vivir– todos los derechos humanos quedan colgados de un hilo. Porque cualquier opción por la dignidad humana necesita fundamentos que no caigan bajo discusión, más allá de cualquier circunstancia. De otra manera esa opción se vuelve muy frágil. Porque si aparece alguna excusa para eliminar una vida humana inocente, siempre aparecerán razones para excluir de este mundo a algunos seres humanos que molesten. Mandarán las circunstancias.

2. Cuando una mujer humilde de nuestros barrios va a hacerse la primera ecografía, no dice: “vengo a ver cómo está el embrión o este montón de células” sino que dice: “vengo a ver cómo está mi hijo”. Podríamos preguntarnos. ¿Qué solidez puede tener entonces la defensa de una vida humana? Si una ley puede definir en qué momento puede ser eliminada o no. En que se apoyaría la ley para decir: no es legítimo quitarle la vida a un ser humano cuando tiene más de tres meses, pero que sí se lo puede matar cuando tiene unas horas menos. Si una ley puede definir en qué momento una vida humana puede ser eliminada, entonces todo queda sometido a las necesidades circunstanciales, a las conveniencias de los que tengan más poder, o a las modas culturales del momento.

3. Si pretendemos definir o valorar a la persona humana por el desarrollo que tiene, entonces entramos en esa lógica que sostiene que hay seres humanos de primera o de segunda. Muchas veces miramos a los países poderosos y “desarrollados” de nuestro mundo. En muchos de ellos está legislado el aborto. Y en muchos casos se descarta así a los niños que van a nacer con Síndrome de Down. ¡Cuánto nos enseñan estos niños a los que tenemos atrofiada la capacidad de amar! La lógica de los poderosos, de los fuertes, que deciden sobre los que menos posibilidades tienen, es la lógica dominante en nuestro mundo de hoy. Y esto también, de alguna manera, se traslada al tema de la niña o niño por nacer.

4. Algunos planteos de otros sectores sociales —creemos que este es uno de ellos— toman a los pobres como justificativo para sus argumentos. Se desconoce la cultura de la mayoría de las mujeres pobres. Para ellas los hijos son el mayor o el único tesoro, y no son algo más entre muchas posibilidades que el mundo de hoy puede ofrecer. Eso explica que tantas mujeres pobres se desvivan trabajando por todas partes para poder criar a sus hijos. Para la sensibilidad de ellas es particularmente trágico abortar, y generalmente lo viven como una profunda humillación, como una negación de sus inclinaciones más íntimas. Si se quiere ayudar realmente, lo primero que hay que hacer en nuestros barrios es luchar contra la pobreza con firme determinación y en esto el Estado tiene las mejores herramientas. Con cerca de 30% de pobres —detrás de los cuales hay rostros e historias—, hay discusiones que debieran priorizarse. Si en lugar de enfrentar esos graves problemas sociales optamos por atentar contra la vida por nacer, no hacemos más que agregarle muerte a ese panorama sombrío.

5. Y a las mamás que sufren situaciones dramáticas hay que acompañarlas y poder ayudarlas con su embarazo, como hacen muchas vecinas que ayudan en situaciones difíciles, cuando no hay nadie más que ellas; o como esas comunidades que se organizan en nuestros barrios y por ejemplo salen a las ranchadas a acompañar a los que están en la calle y se encuentran con chicas que están solas y embarazadas, les hacen un lugar y las siguen acompañando, cuidando de las dos vidas. Y aquí se sigue una corazonada muy profunda: No es humano favorecer a un débil en contra de otro más débil aún.

6. Obviamente la propuesta de una vida digna no acaba con el nacimiento de la niña o el niño. Necesitan calor de familia-comunidad, necesitan nutrirse bien, necesitan jardín y escuela, necesitan acceder a la atención médica adecuada, necesitan que los clubes sean espacios sanos y dichosos donde desplegar sus potencialidades. Etc. Y si en nuestra patria la mayoría de los pobres son niños y adolescentes, ellos deben ser los privilegiados.

7. Y nosotros como mundo adulto y especialmente si ocupamos lugares de responsabilidades y poder de decisión, debemos entrar en el camino de la austeridad de la propia vida. Los que ocupamos lugares de conducción, no podemos ignorar las injusticias de nuestro mundo y de nuestro país, no podemos ser de los que festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, mientras las niñas y niños pobres miran.

8. Como pueblo somos capaces de apuntar más alto y de sostener un profundo respeto por la dignidad de los más débiles. Aunque no parezca la salida más pragmática, los argentinos podemos resolver los problemas sin arrancarle la vida a un inocente antes de que pueda defenderse. Podríamos hacer la diferencia. No es inofensivo abrir la puerta del aborto. Una lógica de muerte sólo provocará más muerte y tristeza.

Mons. Gustavo Oscar Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires
10 de abril de 2018


"El nuevo debate: aborto, ¿drama o derecho?" por Javier E. Giangreco




Desde hace varios meses nos vienen diciendo que lo que estaba en debate era “aborto legal o clandestino”. Y resulta que, en la sanción de la Cámara de Diputados, terminaron votando y festejando un texto legislativo que sigue penalizando a la mujer en algunos casos y, por lo tanto, arrastrándola al aborto clandestino e inseguro. ¿Qué pasó?.
El proyecto de ley presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito era diferente. Allí se establecía claramente el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, a simple petición, de manera irrestricta, como un derecho de las mujeres. Y por eso derogaba varios artículos del Código Penal, entre ellos el 88. Pero sabiendo que esa ley no iba a salir porque no tenía apoyo mayoritario, se hicieron algunas concesiones. Entre ellas, reducir la pena del artículo 88 pero dejar la penalización, criminalización, de la mujer. A la par, varias diputadas que votaron en contra de la legalización, con mayor conciencia social, pedían despenalizar totalmente a la mujer, algo con lo que personalmente estoy de acuerdo.
El aborto, si finalmente se sanciona esta ley, seguirá ubicado en el Título I y Capítulo I del Libro II del Código Penal, es decir, seguirá tipificado como un delito contra la vida de las personas. Esto queda claramente establecido en los primeros 4 artículos de la sanción de Diputados, más allá de los errores técnicos en cuanto a legislación penal que tiene el texto normativo.
Pero si seguimos leyendo, en los artículos 5° y 7°, se habla de garantizar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. ¿Cómo puede ser que un aborto en la semana 16 deje de ser un delito contra la vida de las personas y convertirse, mágicamente, en un derecho, con sólo esgrimir un causal de salud emocional o social? Inconcebible...
Sucede que no todos los que votaron a favor, militaron, este proyecto de ley sobre la legalización del aborto, piensan lo mismo. Y esas contradicciones se trasladaron al texto normativo para, como han dicho algunas diputadas pro-legalización, “sacar la ley como sea”.
En realidad, entre los que votaron en contra también hay disidencias ideológicas y de propuestas. Quizás lo que nos una a la gran mayoría del Pueblo Argentino es entender al aborto como un drama. Algo que no queremos que pase. Algo traumático que no elegimos como proyecto de vida. Y por eso hay que trabajar de forma mancomunada, con políticas públicas de salud, educación, derechos humanos, sociales, para encarar y solucionar este fracaso de la sociedad que es el drama del aborto.
Pero aquellos que estamos en el mundo político sabemos que hay un grupo minoritario que impulsa esta ley con otras ideas. Es cierto que no siempre lo reconocen en público, que maquillan sus argumentos, que buscan esconder sus verdaderos pensamientos: conciben al aborto como un derecho de todas las mujeres (y personas gestantes, es decir, varones trans con útero) que pueden terminar con su embarazo en cualquier momento y por cualquier razón. Porque sí. ¿Y por qué no lo dicen abiertamente? (con ayuda del blindaje mediático). Porque saben que la gran mayoría del Pueblo Argentino jamás apoyaría una ley así. Por eso el nuevo debate, de cara al tratamiento en Senado, debiera ser: ¿es el aborto un drama o un derecho?.
Estoy convencido, y tengo razones científicas, jurídicas, filosóficas y políticas para estarlo, que antes de nacer ya hay un ser humano con derecho a la vida. Y es por eso que me opongo a la legalización del aborto. Pero entiendo, y respeto, que no todos compartimos esa mirada. Sin embargo, no tengo dudas de que la gran mayoría de las argentinas y los argentinos consideramos al aborto como un drama y no un derecho. La mujer también es víctima. Cuidemos todas las vidas, toda la vida.
Y, además, sabemos que la verdadera solución pasa por la Prevención, la Educación Sexual Integral, un Real Acceso en Igualdad de Oportunidades a la Salud de Calidad, y todas las Políticas Públicas pensadas en clave de Derechos Humanos y Justicia Social. ¿Cuál es la excusa para no hacerlo ya? Sabemos que hoy hay cientos de mujeres que mueren al año en nuestro país por malnutrición, tuberculosis y Chagas. ¡Hasta mueren por complicaciones en el embarazo y el parto aquellas que sí desean tener a sus hijas e hijos! Sabemos que en algunos lugares de nuestro país, hoy, una mujer que sí quiere que nazca su hija o hijo debe viajar hasta cientos de kilómetros para poder parir. En varios puntos de nuestro país no hay hospitales, quirófanos, médicos, remedios, ni siquiera vendas y curitas... ¡No hay ecógrafos! Si no los hay para controlar un embarazo (¡cuántas mujeres en situación de vulnerabilidad no acceden a los controles necesarios!), ¿cómo van a realizar cualquier tipo de aborto donde deben realizarse ecografías antes y después? ¿Cómo van a hacer para garantizar realmente el aborto legal, seguro y gratuito a aquellas mujeres que hoy no acceden ni siquiera a un parto legal, seguro y gratuito? Esta ley que se debate no va a solucionar el drama del aborto, ya que parece pensada para garantizar el derecho a terminar un embarazo y no para cambiar el sistema injusto que sufre la mayoría de nuestro Pueblo.
Pero, ¿qué hacer frente a una mujer que expresa su deseo de abortar? Una mujer que llega a esa situación es porque no encuentra salida. Continuar un embarazo no deseado, dar en adopción o abortar son tres opciones que vive como un drama. Por eso es fundamental contenerla, escucharla y acompañarla. Nunca juzgarla, independientemente de la decisión que tome. Nunca pedir una sanción penal para ella. Porque el aborto es un drama. Y los dramas no se legalizan, sino que el Estado debe hacerse cargo de encontrar soluciones superadoras, creativas, desde las políticas públicas.
Existen varios proyectos presentados en el Congreso que presentan alternativas reales, superadoras, a la legalización del drama del aborto. Uno de ellos, con numerosas firmas de los diferentes bloques partidarios, presentado varias veces y nunca tratado, es el que propone la llamada Ley de Protección Integral de los Derechos de la Mujer Embarazada. Allí se plantea, además de la Asignación Universal por Hijo por Nacer, y entre otras propuestas, la creación de Centros de Asistencia a la Mujer Embarazada, cuya finalidad será la de brindar asesoramiento, contención y apoyo a las mujeres que cursen embarazos conflictivos y/o se encuentren en situación de riesgo psicofísico, social o económico. Esos Centros estarán conformados por profesionales médicos, en las especialidades de ginecología y obstetricia, neonatología y psiquiatría; por psicólogos y por trabajadores sociales.
En vez de destinar recursos públicos a garantizar una práctica que se resigna al fracaso social del drama del aborto (ni que hablar de los miles de millones de pesos que se despilfarran en endeudarse para pagar intereses de deuda), ¿por qué no destinamos todo ese presupuesto, y toda la energía movilizada en estos meses con colores verdes, celestes y demás, para garantizar el efectivo ejercicio de los derechos que sí tenemos?. De esa manera, en menos tiempo, bajaría la cantidad de embarazos no planificados, bajaría la cantidad de abortos, bajaría la tasa de mortalidad materna y, además, caminaríamos hacia el horizonte que todas y todos buscamos: la Felicidad del Pueblo.


Publicado en InfoBae: https://www.infobae.com/opinion/2018/06/20/el-nuevo-debate-aborto-drama-o-derecho/

Carta de una mujer peronista y feminista en contra del aborto

El conductor del programa @unpoconomas Eduardo Valdés le dio espacio a la lectura de la carta de María Eva, una mujer peronista y feminista que se declara en contra del aborto.
"La teoría del mal menor me parece una falsa antinomia. Claro que hay desigualdad de oportunidades, pero porque toda mujer debiera encontrar un contexto en el que sea posible traer una vida al mundo, toda mujer debería sentirse protegida porque todos sus derechos están garantizados, derecho al trabajo, que incluye observar la maternidad en el trabajo, no estigmatizarla, derecho a una vivienda digna, a la educación, etcétera. Es decir, justicia social para todas y todos. Y toda mujer debería encontrar los canales adecuados para que otros puedan hacerse cargo de esa vida humana que ella aporta transitoriamente y por un período de tiempo breve en relación a las posibilidades que dicha vida tiene de habitar el mundo. En caso de no desear ese embarazo por sus origenes violentos, por su situación en la vida, por simple deseo, pero garantizar todo eso es el camino más largo, legislar la desaparición del problema es camino corto", expresó María Eva.
Fue en el programa @unpoconomas, que se emite los domingos de 10 a 13 por @am750, con la conducción de Eduardo Valdés (@eduardofvaldes) y la participación de Camilo Vaca Narvaja (@vacanarvaja) Juan Manuel Valdés (@jm_valdes) Lucrecia Cardoso (@lucreciamlc) y Malena Magnasco (@Malegmagnasco)

Galeano, Las Venas Abiertas de América Latina y El Aborto

Desde su publicación en 1971, Las Venas Abiertas de América Latina, del escritor uruguayo Eduardo Galeano, se transformó en un clásico de la izquierda latinoamericana.
En la obra, el autor analiza la historia del continente: la explotación económica y la dominación política a la que ha sido sometido, desde la colonización europea hasta los años setenta, época de su publicación. Esto, en el contexto de la Guerra Fría (1945-1991), y cuando se ponía en marcha la era de las dictaduras militares en América Latina.
El libro de Galeano era tan identificado con las ideologías revolucionarias y de izquierda que fue proscrito de Argentina, Chile, Brasil y Uruguay mientras estos países permanecieron bajo el yugo dictatorial. Galeano estuvo preso en su país tras el golpe de 1973 y después, obligado a exiliarse: primero en Argentina y después en España”. (El País)
A continuación compartiremos unos extractos de la introducción del libro que nos pueden ayudar a seguir pensando la realidad compleja y dolorosa del aborto desde la izquierda latinoamericana, revolucionaria, nacional y popular.
La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder...
La fuerza del conjunto del sistema imperialista descansa en la necesaria desigualdad de las partes que lo forman, y esa desigualdad asume magnitudes cada vez más dramáticas. Los países opresores se hacen cada vez más ricos en términos absolutos, pero mucho más en términos relativos, por el dinamismo de la disparidad creciente...
Ciento veinte millones de niños se agitan en el centro de esta tormenta. La población de América latina crece como ninguna otra; en medio siglo se triplicó con creces. Cada minuto muere un niño de enfermedad o hambre, pero en el año 2000 habrá seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos, y la mitad tendrá menos de quince años de edad: una bomba de tiempo.
Entre los doscientos ochenta millones de latinoamericanos que hay, a fines de 1970, cincuenta millones de desocupados o sub ocupados y cerca de cien millones de analfabetos; la mitad de los latinoamericanos vive apiñados en viviendas insalubres. Los tres mayores mercados de América Latina ⎯Argentina, Brasil y México⎯ no alcanzan a igualar, sumados, la capacidad de consumo de Francia o de Alemania occidental, aunque la población reunida de nuestros tres grandes excede largamente a la de cualquier país europeo. América Latina produce hoy día, en relación con la población, menos alimentos que antes de la última guerra mundial, y sus exportaciones per capita han disminuido tres veces, a precios constantes, desde la víspera de la crisis de 1929. El sistema es muy racional desde el punto de vista de sus dueños extranjeros y de nuestra burguesía de comisionistas, que ha vendido el alma al Diablo a un precio que hubiera avergonzado a Fausto. Pero el sistema es tan irracional para todos los demás que cuanto más se desarrolla más agudiza sus desequilibrios y sus tensiones, sus contradicciones ardientes. Hasta la industrialización, dependiente y tardía, que cómodamente coexiste con el latifundio y las estructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la desocupación en vez de ayudar a resolverla.
Se extiende la pobreza y se concentra la riqueza en esta región que cuenta con inmensas legiones de
brazos caídos que se multiplican sin descanso. Nuevas fábricas se instalan en los polos privilegiados
de desarrollo -Sao Paulo, Buenos Aires, la ciudad de México- pero menos mano de obra se necesita cada vez. El sistema no ha previsto esta pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda más gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan las máquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran píldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan niños; porfiadamente, los niños latinoamericanos continúan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el sol en estas tierras espléndidas que podrían brindar a todos lo que a casi todos niegan.
A principios de noviembre de 1968, Richard Nixon comprobó en voz alta que la Alianza para el Progreso había cumplido siete años de vida y, sin embargo, se habían agravado la desnutrición y la escasez de alimentos en América Latina. Pocos meses antes, en abril, George W. Ball escribía en Life: «Por lo menos durante las próximas décadas, el descontento de las naciones más pobres no significará una amenaza de destrucción del mundo. Por vergonzoso que sea, el mundo ha vivido, durante generaciones, dos tercios pobre y un tercio rico. Por injusto que sea, es limitado el poder de los países pobres». Ball había encabezado la delegación de los Estados Unidos a la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo en Ginebra, y había votado contra nueve de los doce principios generales aprobados por la conferencia con el fin de aliviar las desventajas de los países subdesarrollados en el comercio internacional.
Son secretas las matanzas de la miseria en América Latina; cada año estallan, silenciosamente, sin estrépito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados.
Esta violencia sistemática, no aparente pero real, va en aumento: sus crímenes no se difunden en la crónica roja, sino en las estadísticas de la FAO. Ball dice que la impunidad es todavía posible, porque los pobres no pueden desencadenar la guerra mundial, pero el Imperio se preocupa: incapaz de multiplicar los panes, hace lo posible por suprimir a los comensales.
«Combata la pobreza, ¡mate a un mendigo!», garabateó un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. ¿Qué se proponen los herederos de Malthus sino matar a todos los próximos mendigos antes de que nazcan? Robert McNamara, el presidente del Banco Mundial que había sido presidente de la Ford y Secretario de Defensa, afirma que la explosión demográfica constituye el mayor obstáculo para el progreso de América Latina y anuncia que el Banco Mundial otorgará prioridad, en sus préstamos, a los países que apliquen planes para el control de la natalidad. McNamara comprueba con lástima que los cerebros de los pobres piensan un veinticinco por ciento menos, y los tecnócratas del Banco Mundial (que ya nacieron) hacen zumbar las computadoras y generan complicadísimos trabalenguas sobre las ventajas de no nacer: «Si un país en desarrollo que tiene una renta media per capita de 150 a 200 dólares anuales logra reducir su fertilidad en un 50 por ciento en un período de 25 años, al cabo de 30 años su renta per capita será superior por lo menos en un 40 por ciento al nivel que hubiera alcanzado de lo contrario, y dos veces más elevada al cabo de 60 años», asegura uno de los documentos del organismo. Se ha hecho célebre la frase de Lyndon Johnson: «Cinco dólares invertidos contra el crecimiento de la población son más eficaces que cien dólares invertidos en el crecimiento económico». Dwight Eisenhower pronosticó que si los habitantes de la tierra seguían multiplicándose al mismo ritmo no sólo se agudizaría el peligro de la revolución, sino que además se produciría «una degradación del nivel de vida de todos los pueblos, el nuestro inclusive ».
Los Estados Unidos no sufren, fronteras adentro, el problema de la explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificación familiar. No sólo el gobierno; también Rockefeller y la Fundación Ford padecen pesadillas con millones de niños que avanzan, como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platón y Aristóteles se habían ocupado del tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función bien definida: se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los países y entre las clases sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelión.
Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles. Diversas misiones norteamericanas han esterilizado a millares de mujeres en la Amazonía, pese a que ésta es la zona habitable más desierta del planeta. En la mayor parte de los países latinoamericanos, la gente no sobra: falta. Brasil tiene 38 veces menos habitantes por kilómetro cuadrado que Bélgica; Paraguay, 49 veces menos que Inglaterra; Perú, 32 veces menos que Japón. Haití y El Salvador, hormigueros humanos de América Latina, tienen una densidad de población menor que la de Italia. Los pretextos invocados ofenden la inteligencia; las intenciones reales encienden la indignación. Al fin y al cabo, no menos de la mitad de los territorios de Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Venezuela está habitada por nadie. Ninguna población latinoamericana crece menos que la del Uruguay, país de viejos, y sin embargo ninguna otra nación ha sido tan castigada, en los años recientes, por una crisis que parece arrastrarla al último círculo de los infiernos. Uruguay está vacío y sus praderas fértiles podrían dar de comer a una población infinitamente mayor que la que hoy padece, sobre su suelo, tantas penurias. Hace más de un siglo, un canciller de Guatemala había sentenciado proféticamente: «Sería curioso que del seno mismo de los Estados Unidos, de donde nos viene el mal, naciese también el remedio». Muerta y enterrada la Alianza para el Progreso, el Imperio propone ahora, con más pánico que generosidad, resolver los problemas de América Latina eliminando de antemano a los latinoamericanos.
En Washington tienen ya motivos para sospechar que los pueblos pobres no prefieren ser pobres. Pero no se puede querer el fin sin querer los medios: quienes niegan la liberación de América Latina, niegan también nuestro único renacimiento posible, y de paso absuelven a las estructuras en vigencia.
Los jóvenes se multiplican, se levantan, escuchan: ¿qué les ofrece la voz del sistema? El sistema habla un lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras vacías; opina que faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se desperdician; denomina ayuda a la ortopedia deformante de los empréstitos y al drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan; convoca a los latifundistas a realizar la reforma agraria y a la oligarquía a poner en práctica la justicia social. La lucha de clases no existe -se decreta- más que por culpa de los agentes foráneos que la encienden, pero en cambio existen las clases sociales, y a la opresión de unas por otras se la denomina el estilo occidental de vida. Las expediciones criminales de los marines tienen por objeto restablecer el orden y la paz social, y las dictaduras adictas a Washington fundan en las cárceles el estado de derecho y prohíben las huelgas y aniquilan los sindicatos para proteger la libertad de trabajo...
Por eso en este libro, que quiere ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales del despojo, aparecen los conquistadores en las carabelas y, cerca, los tecnócratas en los jets, Hernán Cortés y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes de esclavos y las ganancias de la General Motors. También los héroes derrotados y las revoluciones de nuestros días, las infamias y las esperanzas muertas y resurrectas: los sacrificios fecundos. Cuando Alexander von Humboldt investigó las costumbres de los antiguos habitantes indígenas de la meseta de Bogotá, supo que los indios llamaban quihica a las víctimas de las ceremonias rituales. Quihica significaba puerta: la muerte de cada elegido abría un nuevo ciclo de ciento ochenta y cinco lunas”.

Publicado en: https://javiergiangreco.blogspot.com/2018/04/galeano-las-venas-abiertas-de-america.html

"Con los pobres abrazamos la vida" - Curas Villeros

 
16 de marzo de 2018
 
1. El Poder Ejecutivo ha propuesto el debate acerca de la despenalización del aborto. Este tema no estaba en su plataforma electoral. El Ejecutivo anterior no solo no propició este debate, sino que incluyó a las mujeres embarazadas en la Asignación Universal por hijo. Eso es un gesto concreto de una política pública a favor de la vida.
2. Nuestra opción es por “la vida como viene”, sin grises. Especialmente la vida amenazada en cualquiera de sus formas.  Por eso hemos hablado a favor de los inmigrantes, de la lucha por la justicia, de que nadie a raíz de la desnutrición, tenga su futuro hipotecado,  que nadie muera por enfermedades que podrían curarse, como por ejemplo la tuberculosis. Por eso estamos en contra del gatillo fácil. Por eso hemos apoyado las manifestaciones de ‘Ni una menos’ contra los femicidios.  Y a esta opción, la confirmamos con acciones comunitarias concretas, que realizamos  en nuestros barrios para que  se viva bien, se viva con dignidad. 
3. Como curas y religiosas desde la villa y barrios populares,  nuestra experiencia de vecinos, fruto de una consagración, es la de haber aprendido de los villeros a amar y cuidar la vida. La cultura popular de estos barrios nos ha mostrado una manera real de optar por la vida. Muchas veces donde el Estado no llega, donde la sociedad mira para otro lado, la mujer sola o atravesada por la marginalidad encuentra en las redes de amor que se generan en nuestros barrios su ayuda y su esperanza, para ella y sus hijos.
4. En esta línea hay muchos ejemplos de mujeres que saben cuidar a los niños como si fueran sus propios hijos. Creemos que debería ser más sencillo  el camino para adoptar un niño. Somos testigos de que muchos matrimonios de la villa fueron marginados de la posibilidad de adopción porque no tenían por ejemplo  título de su vivienda.
5. Algunos planteos de otros sectores sociales -creemos que este es uno de ellos- toman a los pobres como justificativo para sus argumentos. Se habla de la tasa de mortalidad por aborto de las mujeres de los barrios más pobres. Lo primero que hay que hacer en nuestros barrios es luchar contra la pobreza con firme determinación y en esto el Estado tiene las mejores herramientas. Con casi un 30% de pobres –detrás de los cuales hay rostros e historias- hay discusiones que debieran priorizarse.
6. Muchas veces miramos a los países poderosos y “desarrollados” de nuestro mundo. En muchos de ellos está legislado el aborto. Y en muchos casos se descarta así a los niños que van a nacer con Síndrome de Down.  ¡Cuánto nos enseñan estos niños a los que tenemos atrofiada la capacidad de amar! La lógica de los poderosos, de los fuertes, que deciden sobre los que menos posibilidades tienen, es la lógica dominante. Y esto también, de alguna manera, se traslada al tema de la niña o niño por nacer.
7. A lo largo de cincuenta años este equipo de sacerdotes de las villas, que se fue ramificando en otros lugares como la provincia de Buenos Aires, ha sido testigo de muchas propuestas de muerte. Han muerto catequistas, religiosos y sacerdotes por la Dictadura. Por el tráfico de armas y de drogas continúan las muertes de adolescentes y jóvenes. No necesitamos agregar más muertes. Nuestros barrios necesitan propuestas de vida digna. Y una sociedad que proteja al más débil.
Que la Virgen de Luján, Madre del Pueblo, nos enseñe a cuidar de nuestra Patria, comenzando por los más frágiles.

P. José María Di Paola: villa La Carcova, 13 de Julio y Villa Curita. Diócesis de San Martín.
Mons. Gustavo Carrara. Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Vicario para la pastoral en Villas de CABA
P. Juan Isasmendi, P. Eduardo Casabal, P. Ignacio Bagattini: Villa 1-11-14. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Lorenzo de Vedia, P. Carlos Olivero, P. Gastón Colombres, Villa 21-24 y Zavaleta. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Guillermo Torre, P. José Luis Lozzia, P. Marco Espínola: Villa 31. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Domingo Rehin: Villa Lanzone, Villa Costa Esperanza. Diócesis de San Martín.
Mons.  Jorge García Cuerva, Obispo auxiliar de la  Diócesis Lomas de Zamora.
P. Basilicio Britez: Villa Palito. Diócesis de San Justo.
P. Nicolás Angellotti: Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo. Diócesis de San Justo.
P. Sebastián Sury, P. Damián Reynoso: Villa 15. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Rodrigo Valdez: Villa Playon de Chacarita. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Martín Carroza y P. Sebastián Risso. Villa Cildañez. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Pedro Baya Casal, P. Adrián Bennardis: Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Joaquin Giangreco: Villa Trujuy. Diócesis Merlo-Moreno.
P. Nibaldo Leal: Villa Hidalgo. Diócesis de San Martin.
Carlos Morena, Mario Romanín, Alejandro León, Juan Carlos Romanín: Salesianos. Don Bosco. Cecilia Lee, misionera franciscana, Bea GmiItrowicz, misionera franciscana. Villa Itatí.
P. Antonio Mario Ghisaura: Villa Tranquila. Diócesis Avellaneda- Lanús.
P. Alejandro Seijo: Villa Rodrigo Bueno. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Andres Tocalini: Villa los Piletones. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Dante Delia: Barrio la Loma de Roca. Diócesis de San Isidro..
P. Franco Punturo: Villa 20. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Omar Mazza: Villa Inta. Arquidiócesis de Buenos Aires.+

Eduardo Valdés: "Vida Sí, Pena No"

Vida Sí, Pena No

Quizás esta sea la nota que jamás hubiera querido escribir, porque me siento muy COMPAÑERO de muchas de las compañeras y compañeros que defienden el derecho a interrumpir el embarazo mediante el aborto, pero quiero ser honesto, no encuentro razones que me indiquen que cuando hay embrión no hay vida.
Desecho en esta opinión cualquier condena penal para la mujer. Prefiero que el Estado no se saque el problema de encima prometiendo penas y se ocupe de abordar el contexto social de esa mujer que intenta abortar proponiéndole alternativas de otras familias que la vida les ha negado la posibilidad de tener hijos. O acompañar con ayuda si la situación es económica, mucho más barato que la cárcel y más humano también.
La discusión, para algunos es cuando ese feto es persona?  Se sigue de ello que la madre si lo es y con capacidad de decisión y soy de los que piensan que el feto es vida y  esta vida es la más desprotegida y encima carece de voz, mucho más que los trabajadores que luchan por sus derechos, los grupos étnicos perseguidos etc, etc.
La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser. Tanto es así que en los modernos sistemas jurídicos –incluido el nuestro– el ADN se ha transformado en la ‘prueba reina’ para determinar la identidad de las personas, independientemente de su edad, incluso en hipótesis de devastación, o sea cuando prácticamente ya no queda nada del ser humano, aun luego de mucho tiempo.
Uno de los principios de la medicina hipocrática que caracterizan al médico es actuar a favor de la vida y de la integridad física.
En esta situación hay  tres derechos. El primero, el del concebido, es el fundamental; los otros, el de la mujer y el de la sociedad, son derechos derivados. Por otro lado, y para mí este es el punto central, el derecho de la mujer y el de la sociedad, que suelen esgrimirse para justificar el aborto, pueden ser satisfechos sin necesidad de recurrir al aborto, evitando la concepción. Pero una vez que hay concepción, el derecho del concebido sólo puede ser satisfecho dejándole nacer.
Mis convicciones me inclinan hacia la protección del más débil y a favor de la  no violencia contra el embrión. Una vida desamparada…¿puede atentarse contra ella libremente? Su debilidad pierde visibilidad si su eliminación se efectúa mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Seguramente los demás fetos callarán, no pueden hacer manifestaciones en las calles, no pueden protestar, son más débiles que los débiles cuyos derechos decimos proteger.
Siempre hemos estado peleando por la noble igualdad, como nos enseña nuestro himno, por los derechos de los más vulnerables.
El propio sistema universal de protección de los derechos humanos se ha pronunciado en forma unánime y repetida. En el Pacto de San José de Costa Rica, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y, por último en la Declaración Universal de Derechos Humanos, se encuentra clara y rotundamente reconocido este derecho a la vida. Como vemos semejante mandato esencial no se encuentra ni podría encontrarse en discusión.
Sin formularla explícitamente, Cristina Kirchner tuvo una política natalista cuando promovió la Asignación Universal por Hijo y la extendió a la mujer embarazada. Incluso el Plan Cunita.
El progresismo, a mi entender es defender la vida, la más pequeña, contra toda agresión social, soy peronista, soy de los que militan para defender a los indefensos y rechazo la violencia, soy de los que piensan que la náusea se produce frente a los gases de la policía, ante una explosión de bomba o un quirófano esterilizado.

Julián Domínguez: "Defendamos la vida sin penalizar a la mujer"

Defendamos la vida sin penalizar a la mujer

Este debate me coloca en campos conceptuales contradictorios liberando un aspecto muy profundo de nuestra identidad. Voy a coincidir en la defensa de las dos vidas con argentinos que tenemos visiones muy diferentes, y diferencias con argentinos que tenemos una militancia cotidiana y compartimos el proyecto de una Argentina más justa, más libre y más soberana.
Siento admiración y compromiso con las luchas de género y descarto cualquier condena penal para la mujer que decide interrumpir su embarazo. ¿Por qué? Porque defiendo las dos vidas, la de la persona por nacer y la de la mujer. La Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 4 y la Ley Nacional 23.849 de ratificación de la Convención de Derechos del Niño de Naciones Unidas tomaron este principio. El Código Civil y Comercial Unificado Argentino, el cual tuve el honor de liderar el debate de audiencias públicas, brindó una solución legal, ya que rescató lo diverso y contempló el bloque de constitucionalidad sosteniendo este postulado.
Llegué a la política por mi compromiso y mi formación en la Doctrina Social de la Iglesia, soy peronista y por lo tanto el progresismo humanista de este tiempo nos exige que nos hagamos cargo de la educación sexual integral que, a pesar de que hoy es ley, no se aplica. Así como también, que nos hagamos cargo de la madre y del niño en gestación que demandan servicios sanitarios accesibles, gratuitos y de calidad.
Este debate se inicia con los peores indicadores sociales de niñez y adolescencia. Las fuentes más prestigiosas afirman que el 62,7% de los menores de 18 años se encuentran ubicados en la condición de pobreza multidimensional y en la misma línea de preocupación, señalan la gravedad derivada de los altos índices de mortalidad materna.
En este contexto de profundo debate no está de más recordar que el Gobierno Nacional y particularmente el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires desconocieron la resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), en su composición anterior, con respecto al aborto no punible. La CSJN se manifestó impidiendo que el sistema de salud pública asumiera la responsabilidad derivada de dicha resolución, la cual desjudicializa el procedimiento de interrupción del embarazo, reconoce la objeción de conciencia y obliga a los responsables de las unidades sanitarias a sustituir con otro profesional la respectiva intervención.
Esto pone en evidencia el oportunismo por parte del gobierno nacional que, en simultáneo que promueve este debate, está llevando el país al peor de los escenarios: avanzando con un acuerdo con el FMI sin pasar por el Congreso Nacional. Y esto sí va a conducir, entre muchas otras cosas, a un sistema de salud cada vez más deficitario.
Defiendo las dos vidas y también, como tantas mujeres y hombres de mi país, quiero gritar que necesitamos un estado social que proteja sobre a todo a los más vulnerables.

Ex Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación