Hemos visto con dolor
como la Cámara de Diputados de la Nación sancionó por escasos
votos el Proyecto de Ley de “Interrupción voluntaria del
embarazo”, un eufemismo para dar media sanción al Aborto en
nuestras tierras.
Como Iglesia presente en
villas y barrios populares, donde se viven diversidad de
dificultades, queremos renovar nuestro compromiso con la lucha por la
Cultura de la Vida y los derechos humanos. Esperando que los
senadores puedan dar cuenta del inmenso valor que tiene toda vida
humana, la de la madre y la de la niña o niño por nacer; proponemos
una respuesta concreta a la dificultad de las jóvenes y
adolescentes de nuestros barrios que llevan adelante embarazos de
riesgo o incluso no deseados ni planificados.
Creemos firmemente en la
necesidad de cuidar de la vida humana en todas sus etapas, desde la
concepción hasta la muerte. Siempre cada ser humano será el rostro
de Dios, más allá de su fragilidad. La lucha por la igualdad -tan
invocada en los discursos de estos días- está en nuestro ADN: los
cristianos creemos profundamente en la fraternidad que nos da ser
hijos de Dios y por lo tanto hermanos e iguales entre nosotros y ante
sus ojos.
Nuestro querido Papa
Francisco ha denunciado innumerables veces la cultura del descarte de
nuestras sociedades: los viejos, los inmigrantes, las personas con
discapacidad, los pobres y los niños por nacer molestan, nos piden
atención, nos piden cuidado, nos “quitan” comodidades y
privilegios; entonces hay una fuerte tendencia a descartarlos, a
quitarles el derecho a la existencia. Los proyectos individuales, el
nivel de consumo, el bienestar y el confort, por sobre todas las
cosas, son los que mandan.
En el espíritu del
documento que escribimos, hace un tiempo atrás, los curas de las
villas “Con los pobres abrazamos la vida”, queremos dar una
respuesta concreta a las necesidades de nuestras villas y barrios
populares, allí donde la vida se lleva adelante pese a las
dificultades. Y cada embarazo, cada niña y cada niño, es esperado y
recibido como un don, un regalo, con la esperanza de que un futuro
distinto y mejor que el actual le espera.
Queremos hacer notar, una
vez más, que este compromiso y valoración de la vida lo hemos
aprendido del mismo Evangelio y de las mujeres pobres con las que
compartimos nuestra vida y trabajo. Muchas veces son madres de sus
hijos y de los del pasillo. Sí, en momentos en que tantos y tantas
hablan por los pobres mostrando su “preocupación” por ellos,
nuestras comunidades quieren hacer nuevamente visible que las mujeres
de nuestros barrios eligen la vida, la vida del niña o niño que
vendrá y la de la mujer que lo lleva en su vientre, incluso cuando
muchas veces deben hacerlo solas sin un hombre que se haga cargo de
su propia paternidad y totalmente ausente o en grandes dificultades.
Por esto las mujeres serán las grandes protagonistas de esta
propuesta: como sujetos de derechos que no solo reciben contención y
cuidados, sino que también lo brindan a sus pares. Sí, las mismas
mujeres de nuestras comunidades llevarán adelante los Centros que
recibirán el nombre de: “Hogar del abrazo maternal”.
Destacamos y agradecemos
el trabajo silencioso que se viene haciendo ya hace años en
distintas instituciones y dentro de nuestras comunidades para
acompañar a mujeres con embarazos de riesgo, o inesperados. De estas
experiencias tan concretas nos nutriremos.
Por todo esto es que
comenzaremos, e invitamos a otros a hacerlo, a llevar adelante estos
Centros para recibir a adolescentes y jóvenes mujeres, que lleven
adelante embarazos de riesgo, o inesperados, en condiciones de
fragilidad y desamparo. Allí les daremos alimentación, atención y
control médico y sanitario, apoyo psicológico, orientación legal y
social para que puedan llevar adelante sus embarazos como así
también los primeros años de sus bebés hasta poder ingresar al
ciclo de educación inicial. Buscaremos facilitar el acceso a
políticas y programas que promueven la vida como la Asignación
Universal por Embarazo y los programas de Salud Materno infantil,
entre otros. En nuestras propias Capillas dispondremos de un lugar
adecuado para que puedan estar durante el día, almorzar, merendar,
descansar, recibir cariño y contención, formación y orientación
ante cada situación y, en los casos en que no fuera posible la
crianza posterior del niño, poder rápidamente articular con el
sistema Judicial para una pronta adopción del mismo. En un clima de
familia que recibe, abraza y acompaña se buscará sobre todo dar
ánimo y fortaleza. Por otro lado, también se recibirá y acompañará
en sus crecientes responsabilidades a los papás adolescentes y
jóvenes. Obviamente se acompañará con respeto y cariño a las
mujeres que hayan atravesado el drama de un aborto.
Porque creemos
profundamente en que vale toda vida y que las sociedades muestran su
verdadero rostro por la forma en que tratan a aquellos más débiles,
es que elegimos hacernos cargo comunitariamente de estas situaciones
dramáticas y no esperamos acríticamente la instalación de una
verdadera cultura del descarte humano.
De modo gradual y con la
debida adaptación a cada contexto para recibir mejor la vida como
viene, se irán abriendo los Hogares del abrazo maternal en distintas
comunidades.
17 de julio de 2018
P. José María Di Paola.
Villa La Carcova, 13 de Julio y Villa Curita. Diócesis de San
Martín.
Mons. Gustavo Carrara.
Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Vicario para la
Pastoral en Villas de CABA
P. Guillermo Torre, P.
José Luis Lozzia, P. Marco Espínola. Villa 31. Arquidiócesis de
Buenos Aires.
P. Juan Isasmendi, P.
Eduardo Casabal, P. Ignacio Bagattini. Villa 1-11-14. Arquidiócesis
de Buenos Aires.
P. Lorenzo de Vedia, P.
Carlos Olivero, P. Gastón Colombres. Villa 21-24 y Zavaleta.
Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Domingo Rehin: Villa
Lanzone. Villa Costa Esperanza. Diócesis de San Martín.
Mons. Jorge García
Cuerva. Obispo auxiliar de la Diócesis de Lomas de Zamora.
P. Hernán Cruz Martín:
Barrio Don Orione - Claypole. Obra Don Orione. Diócesis Lomas de
Zamora.
Mons. Eduardo García.
Obispo de San Justo.
P. Basilicio Britez.
Villa Palito. Diócesis de San Justo.
P. Nicolás Angellotti.
Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo. Diócesis de San
Justo.
Mons. Gabriel Barba.
Diócesis de Gregorio Laferrere.
P. Sebastián Sury, P.
Damián Reynoso. Villa 15. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Rodrigo Valdez. Villa
Playón de Chacarita. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Martín Carroza y P.
Sebastián Risso. Villa Cildañez. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Pedro Baya Casal, P.
Adrián Bennardis. Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo.
Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Juan Ignacio
Pandolfini. Villa la Cava. Diócesis de San Isidro.
P. Juan Manuel Ortiz de
Rozas. San Fernando. Diócesis de San Isidro.
P. Joaquín Giangreco.
Villa Trujuy. Diócesis Merlo-Moreno.
P. Nibaldo Leal. Villa
Hidalgo. Diócesis de San Martin.
Carlos Morena, Mario
Romanín, Alejandro León, Juan Carlos Romanín, Salesianos, Don
Bosco. Cecilia Lee, misionera franciscana. Bea GmiItrowicz, misionera
franciscana, Villa Itatí. Diócesis de Quilmes.
P. Alejandro Seijo: Villa
Rodrigo Bueno. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Andrés Tocalini.
Villa los Piletones. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Dante Delia. Villa
Borges. Diócesis de San Isidro.
P. Franco Punturo. Villa
20. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Omar Mazza. Villa
Inta. Arquidiócesis de Buenos Aires.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario