Nos sorprende a muchos que
trabajamos cada día en los sectores populares esta necesidad de
plantear el tema ya sin una discusión seria, ignorando su
vinculación con las políticas de préstamo con sus exigencias.
¿Con quién será el compromiso entonces: con el
pueblo o con el FMI y sus acreedores?
¿Acaso no reparan en que el aborto
, tal como se ha puesto en debate, es una de las estrategias para
llevar adelante los ajustes exigidos por el FMI no solamente aquí,
sino en otros lugares del mundo?
Tomando como cierta la cifra de 500.000 abortos
ilegales anuales que esgrimen grupos proabortistas, y teniendo el
misoprostol un costo de 120 dólares, el aborto le costará al Estado
aproximadamente 60 millones de dólares anuales.
Esta cifra suena ínfima cuando imaginamos qué
pasaría a la inversa. Si esas 500.000 vidas que, según los grupos
proabortistas involucran en su mayoría a mujeres pobres, nacieran
cada año.
Demandarían primero la asignación por embarazo
durante casi un año y 18 años de asignaciones universales por hijo,
lo que implicaría una inversión de aproximadamente 11.400 dólares
por cada nacimiento, lo que multiplicado por 500.000 da un valor
final de 5700 millones de dólares (no tomo en cuenta salud ni
educación).
Así, durante el primer año la
expectativa de "baja del déficit fiscal a futuro" sería
de US$5640 millones. El segundo año podría multiplicarse por 2,
luego por 3 y así sucesivamente. Esa es la cifra que el Estado no
invertiría, gracias a la posible promulgación de la ley de
interrupción voluntaria del embarazo. Impactante.
Se trata de un verdadero seguro de cobro para
organismos voraces como el FMI, que tienen expectativas de recuperar
capital e intereses hasta dentro de casi 100 años (de acuerdo con el
plazo que se pactó una parte de la deuda soberana)
La Argentina ha sido considerada un ejemplo en todo
lo referido a la defensa de los derechos humanos. En caso de
promulgarse esta ley, daremos un paso para atrás.
Aunque nos quieran hacer creer que estar en sintonía
con lo que se lleva adelante en países considerados del Primer Mundo
es lo correcto.
Parece que seguimos olvidando el fracaso de tantas
recetas impuestas desde lugares lejanos.
Estamos a las puertas de sumar a nuestra monstruosa
deuda externa una pesada deuda interna: la de millones de vidas que
se verán truncadas para siempre, de manera fría y económicamente
calculada.
Debemos tener en cuenta, ante todo, que el aborto no
es un derecho, sino un drama.
El padre Pepe es sacerdote en la villa La
Cárcova, de San Martín
Publicada en La Nación: https://www.lanacion.com.ar/2154687-el-peligro-de-aumentar-nuestra-deuda-interna
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